Miguel Morey, Pequeñas doctrinas de la soledad:
Suele decirse que llega una edad en la que se relee más que se lee. Y oímos decirlo con un sentimiento ambiguo: por un lado parece expresar una rendición, una fatiga. Pero, por el otro, nos hace envidiar algo com la calmada posesión de un territorio. La alternativa entre lectura y relectura se pone aquí gravemente. ¿Pueden darse seriamente por leídos aquellos libros de nuestra juventud a los que no hemos vuelto? (…) ¿Qué es preferible: leer dos veces el mismo libro o leer dos libros? (…) Tal vez una pregunta más ingenua aún pueda ayudar a que cada cual solvente a su aire la cuestión. ¿Vale la pena leer una sola vez un libro que no merece ser leído dos veces?